Preguntas frecuentes

Mejorar la salud con probióticos

Preguntas generales

Los probióticos pueden ayudar a mejorar la salud tanto en personas sanas como en personas con algún problema de salud para el que haya evidencia científica de su eficacia. Si estás sano el empleo de los probióticos con fines preventivos te puede ayudar a:

  • Reforzar el sistema inmunitario: te permiten sobrellevar mejor el estrés, la falta de energía generalizada debida a los cambios de estación y mejorar el estado nutricional y la bajada de las defensas debidas al envejecimiento.
  • Mejorar tu bienestar digestivo: te ayudan a regular tus hábitos intestinales y reducir la hinchazón abdominal.
  • Prevenir la diarrea del viajero si viajas a un lugar con un clima tropical o con unos estándares de higiene diferentes a los del lugar donde vives.
  • Mejorar los síntomas intestinales de las intolerancias alimentarias (por ejemplo, el dolor abdominal, la hinchazón y la diarrea que tienen las personas con intolerancia a la lactosa).
  • Enriquecer tu microbiota intestinal con bacterias beneficiosas para que esté más preparada cuando tenga que enfrentarse a un patógeno o a un tratamiento con antibióticos.
  • Favorecer un adecuado desarrollo de la microbiota intestinal, especialmente durante los 3 primeros años de vida.
  • Restaurar el equilibrio de los lactobacilos en la microbiota vaginal: esto te ayuda a reducir el riesgo de molestias vaginales debidas a un desequilibrio de la microbiota vaginal, como la vaginosis bacteriana y la vulvovaginitis por hongos.

Conviene tener precaución en pacientes con enfermedades graves, con una cirugía reciente o en periodo de convalecencia, inmunocomprometidos (por ejemplo, pacientes con tratamiento de quimio y/o radioterapia), pacientes con problemas del páncreas y con sangre en las heces. En estos casos consulta a tu médico o farmacéutico de cabecera para que valore si el probiótico está indicado en tu situación particular.

No existe una duración de tiempo límite para tomar Lactoflora®. Te recomendamos leer la ficha de cada producto de la gama Lactoflora® disponible en la página web (ver apartado “Productos”) y seguir las recomendaciones de tu médico o farmacéutico.

A la hora de consumir un probiótico, tienes que tener en cuenta las indicaciones del prospecto en cuanto a la dosis recomendada, modo de empleo (agitar el polvo con la solución o disolver el sobre con algún líquido) y cómo tomarlo (en ayunas o después de una comida).Las bacterias probióticas son sensibles al calor, así que no te tomes el probiótico junto con un líquido caliente (por ejemplo, el café con leche o la infusión del desayuno).Si estás con tratamiento antibiótico o con algún otro medicamento que pueda alterar tu microbiota (protectores de estómago, anticonceptivos orales, sales de hierro o antidepresivos, entre otros), separa la toma del medicamento y el probiótico por lo menos 2 horas. Esto sirve para que la medicación no interfiera con la actividad del probiótico.

Algunos alimentos fermentados como el yogur y el pan de masa madre te ayudan a cubrir tu ingesta recomendada de algunos nutrientes, pero no son suficientes para corregir los problemas derivados de una disbiosis intestinal.

Esto es debido a que no siempre es posible identificar los microorganismos vivos que contiene el alimento fermentado ni tampoco es posible garantizar que lleguen vivos al intestino. Por ejemplo, el horneado del pan de masa madre y el tratamiento por calor de muchos vinagres hacen que la cantidad de microorganismos vivos en el producto final sea nula. Por otro lado, la mayoría de los alimentos fermentados no tienen estudios sólidos que respalden sus beneficios para problemas de salud concretos para los que los probióticos en forma de suplemento son eficaces, como el intestino irritable y la prevención de las infecciones respiratorias.

Por otro lado, el hecho de que los alimentos fermentados sean alimentos habituales del día a día hace que se perciban como naturales y seguros y esto aumenta su consumo. Sin embargo, la preparación inadecuada de los alimentos fermentados puede dar lugar a intoxicaciones alimentarias. En el caso de la kombucha, se considera una bebida alcohólica, ningún estudio acredita sus supuestos beneficios para la salud y puede resultar tóxica para niños, mujeres embarazadas y lactantes y personas con el sistema inmunitario débil y con problemas renales(6).

La conservación de los alimentos fermentados también afecta a la cantidad de microorganismos vivos del producto final. Una leche fermentada que no se haya guardado de forma adecuada en el frigorífico del supermercado donde la compras o que permanece algunas horas a temperatura ambiente tendrá menos cantidad de bacterias. Esto no pasa con los suplementos probióticos de venta en farmacia, en los que las bacterias permanecen en la dosis que especifica el envase del producto hasta su fecha de caducidad y solo “se activan” en contacto con tus jugos digestivos.

El tiempo que vas a tardar en obtener beneficios tras consumir un probiótico depende de la cepa del producto, del problema de salud que tengas y de cómo es tu alimentación habitual.Si se trata de un problema de salud puntual (por ejemplo, una gastroenteritis aguda por comer un alimento en mal estado), los efectos del probiótico serán casi inmediatos. Mientras que si utilizas el probiótico para revertir un problema de salud de larga duración (por ejemplo, el intestino irritable), sus efectos van a tardar más tiempo en manifestarse y es posible que experimentes épocas de más mejora en paralelo a algún periodo en el que los síntomas vuelven a aparecer. Además, si tu alimentación antes de empezar a tomarte el probiótico tiene una baja cantidad de alimentos de origen vegetal (cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, verduras y frutas), los efectos del probiótico tardarán más tiempo en aparecer porque tu microbiota no estará en condiciones óptimas. Los efectos de los probióticos que te tomas en forma de complemento alimenticio suelen tardar menos tiempo en aparecer que si te los tomas en forma de alimento.

Los efectos de los probióticos son específicos de cepa y de la dosis y duración empleadas. Esto significa que todos los probióticos no sirven para lo mismo y tienes que escoger aquellos productos que cuenten con respaldo científico para la indicación de salud que prometen.Los probióticos Lactoflora® disponen de estudios propios realizados con sus mezclas específicas de lactobacilos y/o bifidobacterias para la salud digestiva, la salud del sistema inmunitario, las molestias urinarias e íntimas y la salud cardiovascular. Son cepas con más de 30 años de uso seguro en humanos que tienen el sello de seguridad “Qualified Presumption of Safety” de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Además, están recomendadas por la guía de probióticos y prebióticos de la Organización Mundial de Gastroenterología.

La mayoría de los efectos beneficiosos para la salud de los probióticos son específicos de cepa, porque los ensayos clínicos previos se han hecho con esas cepas concretas. También hay algunos beneficios típicos de todas las especies de un género, mientras que otros son típicos de algunas especies.La palabra “probiótico” es tan genérica como la palabra “medicamento”. Debido a que los efectos de los probióticos dependen de la cepa que se haya estudiado, de su dosis y de su posología, para conseguir beneficiarte de las propiedades de un probiótico tienes que escoger la cepa específica que te haya recomendado tu médico o farmacéutico. Los efectos observados para una cepa probiótica no se pueden extrapolar a otras cepas, así que no es una buena idea sustituir un probiótico por otro cuando no esté disponible.

Las principales bacterias que se utilizan como probióticos son los lactobacilos y las bifidobacterias. Esto es debido a que forman parte de nuestra microbiota intestinal y han sido reconocidos como organismos inocuos bajo casi cualquier circunstancia por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria de Europa. Otros microorganismos que forman parte de la microbiota intestinal también son candidatos a convertirse en probióticos (como por ejemplo, las bacterias productoras de butirato) porque los estudios sobre la microbiota humana los están vinculando con claros efectos beneficiosos para la salud.Si estás en alguna de las siguientes situaciones, te recomendamos que consultes con tu farmacéutico para que valore de forma individual la relación beneficio/riesgo para tu situación en particular:

  • Inmunocomprometidos (pacientes con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, desnutrición severa y pacientes oncológicos).
  • Prematuros.
  • Neonatos con una enfermedad grave.
  • Pacientes con enfermedades de base graves, cirugía cardíaca reciente, en la Unidad de Cuidados Intensivos o en período de convalecencia.
  • Pacientes intervenidos quirúrgicamente.
  • Pacientes que tienen un mayor riesgo de que los probióticos se absorban a través del intestino y pasen a la sangre (abdomen agudo, fuga intestinal, barrera intestinal debilitada, quimioterapia y radioterapia).
  • Personas que tienen sangre en sus heces.
  • Pacientes con disfunción pancreática.
  • Administración de probióticos por yeyunostomía.
  • Embarazadas.

Si no perteneces a ninguno de los grupos anteriores, no hay ningún problema para que consumas los probióticos de forma continuada. De hecho, hay estudios clínicos que apoyan la recomendación de tomar probióticos de forma continuada para conseguir un efecto más adecuado.

La administración de probióticos con lactobacilos y bifidobacterias a madres embarazadas, sus bebés o ambos ha mostrado una disminución del riesgo de padecer dermatitis atópica en el niño.

Aunque los probióticos se consideran seguros en las embarazadas, te recomendamos consultar a tu médico o farmacéutico antes de utilizar un probiótico si estás embarazada.

La toma de probióticos en mujeres que dan el pecho tiene dos ventajas:

  • Algunos probióticos te pueden ayudar a mejorar las mastitis subagudas (se presentan como un dolor local en forma de pinchazo o sensación de quemazón pero sin inflamación ni síntomas sistémicos) y subclínicas (iguales que las mastitis subagudas pero sin dolor).
  • Algunos probióticos empleados durante la lactancia en madres con antecedentes de atopia o en sus hijos pueden reducir el riesgo de dermatitis atópica y la sensibilización alérgica en el niño.

De todos modos, te recomendamos consultar a tu médico o farmacéutico antes de utilizar un probiótico si estás dando el pecho.

Más allá de la salud bucodental, digestiva y relacionada con el sistema inmunitario, investigaciones recientes en animales y en humanos sugieren el potencial de los probióticos para otros problemas de salud. Estos incluyen la desnutrición, la obesidad, la diabetes, la menopausia, los problemas de fertilidad y algunas enfermedades neurológicas y alteraciones del comportamiento (autismo, ansiedad, depresión).

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