Los alimentos ricos en azúcar estimulan el cerebro con una liberación de dopamina y serotonina. Estos neurotransmisores provocan sensaciones de bienestar. Por este motivo cuando comemos helados, chocolate, o turrones y polvorones en Navidad tenemos una sensación de felicidad a corto plazo. Digo a corto plazo porqué tras la ingesta de este tipo de alimentos el organismo se encuentra peor. El azúcar nos hace sentir llenos, pesados y en la mayoría de casos nos crea sensación de culpabilidad.
Por otro lado, las personas que tienen poca serotonina pueden desarrollar depresión y, a consecuencia, sobrepeso u obesidad por el consumo excesivo de azúcares. También es cierto que, a medida que priorizamos el azúcar en nuestra alimentación, va disminuyendo nuestro umbral, necesitando mayores dosis de dopamina para conseguir el mismo estado de bienestar.
Siguiendo la teoría de la serotonina se podría llegar, incorrectamente, a la conclusión que los mejores alimentos para mejorar el estado de ánimo son los dulces, los procesados y los refinados. Concretamente, éstos son los mismos que favorecen la aparición de enfermedades cardiovasculares y metabólicas como la diabetes o la obesidad. Así que no es recomendable su consumo de forma habitual.
Para que nuestro cuerpo no tenga el impulso de comer alimentos procesados tenemos que cuidar nuestra dieta durante todo el año e incluir en nuestro menú alimentos que promuevan la segregación de serotonina. Hay diversas teorías sobre qué debemos priorizar, aunque los últimos estudios apuntan al incremento de hidratos de carbono complejos (el efecto de la insulina permite tener más disponibilidad de triptófano en sangre – precursor de la serotonina) y ácidos grasos omega 3, en concreto del ácido DHA (su déficit se asocia a la disminución de los receptores de serotonina, dopamina y noradrenalina). Además, se ha relacionado que un incremento de alimentos ricos en vitamina B6, B12, magnesio y triptófano mejora la estimulación de serotonina. Por lo tanto, deberíamos seguir una dieta rica en legumbres, cereales integrales, vegetales, hortalizas, frutas y grasas saludables que encontramos en el pescado azul (sardinas, salmón, atún, etc.), frutos secos (nueces, almendras, pistachos, etc.), aguacate y aceite de oliva virgen extra. Hacer actividad física y dormir entre 7 y 8 horas también son recomendaciones clave para mejorar nuestro estado de ánimo.
Somos capaces de controlar aquello que comemos, aunque debemos educar nuestro apetito emocional. De lo contrario, si vamos a lo fácil y basamos nuestra alimentación en comida azucarada podemos desarrollar alguna patología de las comentadas.
