La cistitis es una de las infecciones más frecuentes durante los meses de verano, especialmente en mujeres. Aunque muchas personas creen que basta con “beber agua y abrigarse”, la realidad es más compleja. En esta guía te explico, con base en la evidencia científica más reciente, cómo prevenirla y tratarla adecuadamente. Spoiler: no, el frío no es el enemigo número uno.
¿Qué es la cistitis?
La cistitis es una inflamación de la vejiga, casi siempre causada por una infección bacteriana. En la mayoría de los casos, el agente responsable es la Escherichia coli (E. coli), una bacteria que vive normalmente en el intestino, pero que puede colonizar el tracto urinario cuando encuentra las condiciones adecuadas.
¿Por qué es más frecuente en verano?
El verano no causa cistitis por sí solo, pero sí favorece muchos de los factores de riesgo:
- Ropa de baño húmeda durante mucho tiempo: el calor y la humedad favorecen la proliferación de bacterias.
- Mayor frecuencia de relaciones sexuales, a menudo con lubricación insuficiente o sin higiene previa/posterior adecuada.
- Deshidratación: en verano sudamos más, y si no bebemos suficiente agua, orinamos menos. Eso facilita que las bacterias se queden más tiempo en la vejiga.
- Uso de productos irritantes, como desodorantes íntimos, toallitas perfumadas o geles inadecuados para la zona vulvoperineal.
Síntomas de la cistitis
- Necesidad urgente y frecuente de orinar
- Dolor o escozor al orinar
- Sensación de presión en la parte baja del abdomen
- Orina turbia, con mal olor o incluso con sangre (hematuria leve)
- Sensación de no haber vaciado del todo la vejiga
Importante: La fiebre, el dolor en la espalda o los vómitos pueden indicar una complicación (pielonefritis) y requieren atención médica inmediata.
Mitos (aún) muy extendidos
“Si me abrigo, evito la cistitis”
No hay evidencia sólida que relacione directamente la exposición al frío con el desarrollo de infecciones urinarias. Lo que sí es cierto es que algunas personas asocian el frío a cambios en sus hábitos (como orinar menos o retener la orina), y eso sí puede influir.
“Hay que tomar antibiótico siempre”
No en todos los casos. Las guías actuales (como las de la European Association of Urology) recomiendan que, en casos leves o en mujeres jóvenes sin factores de riesgo, se puede optar inicialmente por tratamiento sintomático, ya que muchas cistitis son autolimitadas.
“El arándano rojo lo cura todo”
Los productos con arándano rojo (cranberry) pueden ayudar a prevenir, pero no curan. Y su eficacia depende de la concentración de proantocianidinas (PACs). No todos los suplementos del mercado tienen suficiente cantidad.
“Es que tengo cistitis de repetición, es lo que hay”
Si tienes más de 2 o 3 episodios al año, no es “normal”. Hay que evaluar posibles causas, hábitos, flora vaginal alterada, prácticas sexuales, etc. El abordaje debe ser personalizado y multidisciplinar.
Prevención basada en evidencia científica
- Hidratación adecuada: beber suficiente agua (idealmente más de 1,5 L/día) ayuda a orinar con regularidad y eliminar bacterias.
- Orinar tras mantener relaciones sexuales: es una medida sencilla y eficaz para reducir el riesgo.
- Evitar el uso de productos agresivos en la zona íntima. La flora vaginal y uretral se protege mejor con jabones suaves y específicos.
- Buena higiene perineal, pero sin obsesión: limpiar de delante hacia atrás, y evitar duchas vaginales o lavados excesivos.
- Evitar permanecer mucho tiempo con ropa de baño húmeda. Cambiarse después de nadar o practicar deportes acuáticos es clave.
- Controlar el estreñimiento: la E. coli vive en el intestino, y el tránsito lento favorece su proliferación y migración hacia la uretra.
- Consultar con tu médico en caso de episodios repetidos. Hay estrategias de prevención individualizada, como inmunoestimulantes, profilaxis antibiótica puntual o tratamientos hormonales locales en mujeres posmenopáusicas.
Tratamiento: ¿cuándo sí antibiótico?
Cuando hay síntomas claros de infección urinaria y malestar, el tratamiento antibiótico suele ser efectivo y rápido. Pero es fundamental no automedicarse y no tomar el antibiótico “de siempre” sin diagnóstico.
Las resistencias bacterianas son un problema real, y el uso inadecuado de antibióticos solo lo empeora.
Hoy en día se valora también el tratamiento sintomático (antiinflamatorios, analgésicos urinarios) en casos leves, siempre bajo supervisión profesional.
En resumen
La cistitis es incómoda, molesta y frustrante, pero se puede prevenir y manejar con buenos hábitos, información actualizada y acompañamiento médico. En verano, más que nunca, es clave cuidar la hidratación, la higiene y desmontar mitos que llevan años sin fundamento.
Consulta médica: ¿Cuándo debes acudir a un profesional sanitario?
Si bien muchas cistitis simples pueden resolverse con tratamiento sintomático y medidas de autocuidado, hay situaciones en las que es fundamental acudir a un profesional sanitario.
La presencia de fiebre, dolor lumbar, escalofríos, sangre en la orina o malestar general puede indicar que la infección ha progresado hacia los riñones (pielonefritis), lo que requiere atención médica urgente y tratamiento antibiótico específico.
Del mismo modo, si padeces episodios recurrentes de cistitis (más de dos en seis meses o más de tres al año), es muy importante realizar un estudio más profundo para descartar causas anatómicas, alteraciones en la microbiota vaginal, factores hormonales o hábitos que favorezcan su aparición. Un profesional puede plantear estrategias preventivas personalizadas, y en algunos casos, derivar a un especialista en urología o ginecología.
No normalices el malestar ni te automediques de forma crónica: la cistitis recurrente puede ser tratada de forma eficaz si se aborda con un enfoque integral y actualizado.