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Candidiasis en verano: por qué es más común y cómo prevenirla con buenos hábitos

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    ¿Por qué la candidiasis es más frecuente en verano?

    En verano gran parte de los motivos de consulta médica de las mujeres se relacionan con la sintomatología derivada de infecciones genitourinarias. Sin lugar a dudas, la más frecuente de estas afecciones estivales es la vulvovaginitis fúngica o por hongos.

    Habitualmente la denominamos Candidiasis vulvovaginal porque en un 90% de los casos está causada por el hongo Candida, sobre todo por la especie C. albicans.

    En nuestro medio ya constituye el 25% de las vulvovaginitis infecciosas, es decir, es la más prevalente, por delante de las disbiosis como la vaginosis bacteriana o la vaginitis aeróbica, o de las vaginitis debidas a infecciones de transmisión sexual.

     

    Factores que favorecen el crecimiento de Candida en verano

    Hasta un 60% de las mujeres sanas pueden tener hongos entre los componentes del microbioma vaginal. El simple hecho de detectarlos en mujeres asintomáticas, lo cual ocurre en revisiones rutinarias, no requiere un tratamiento.

    Lo que sucede en verano es que se dan algunas circunstancias que favorecen el que estos hongos sobrecrezcan y provoquen síntomas inflamatorios que pueden ser percibidos por las mujeres. Estas circunstancias son sobrevenidas por los cambios de hábitos higiénico-dietéticos que, a veces sin proponérnoslos, vivimos en el periodo estival:

    • La ropa húmeda de baño que mantenemos durante tiempo prolongado,
    • las modificaciones higiénicas que nos pueden conllevar determinados viajes, el cambio de dieta, con aumento de carbohidratos,
    • mayor ingesta alcohólica en momentos de ocio.

     

    Todos estos factores contribuyen a una mayor predisposición para el sobrecrecimiento y activación de los hongos.

     

    ¿Cómo reconocer los síntomas de candidiasis?

    La mayoría de las mujeres que han padecido una vulvovaginitis por Candida son capaces de reconocer los síntomas, y de hecho suelen consultar cuando ya presuponen por ellos que la tienen, porque hasta el 40% de las mujeres han sufrido más de un episodio en su vida.

    El síntoma “estrella” es el picor vulvar. Pero hay otras entidades que pueden cursar con picor vulvar, por lo cual es importante que se pueda hacer un diagnóstico diferencial. En ocasiones encontramos un antecedente clave: el uso de antibióticos, que provocan un desequilibrio de la microbiota vaginal que puede favorecer la candidiasis. En el verano no siempre aparece este antecedente, pero podemos encontrar entre el cambio de hábitos el factor precipitante.

    El picor se suele asociar a otros síntomas inflamatorios, como:

    • irritación,
    • escozor,
    • disuria o dolor al orinar, por el contacto de la orina con la vulva irritada,
    • dispareunia o molestias en las relaciones sexuales, manifestadas como sequedad inicial, o como irritación postcoital.

     

    Podría cursar con flujo aumentado, pero en la mayoría de los casos se produce un flujo blanco y denso que puede no salir de la vagina. Si sale al exterior, se aprecia en forma de grumos, en vulva o en la ropa interior (donde puede aparecer amarillento por oxidación); pero si no sale, permanece adherido a las paredes vaginales y se apreciará en la consulta médica mediante la exploración con espéculo. Es típico que no se produzca mal olor del flujo, como si ocurre en otras entidades en las que se implican algunas bacterias, como la vaginosis bacteriana.

     

    ¿Por qué algunas candidiasis se repiten?

    El hecho de que la sintomatología sea externa, en los labios vulvares, conlleva un error frecuente de autotratamiento, el utilizar medicamentos antifúngicos locales solo en el exterior y no en la vagina. Este es otro factor de recurrencia, además de que no se intervenga en los hábitos estivales típicos que provocan el desequilibrio vaginal.

    Por eso es importante utilizar de forma correcta los tratamientos antifúngicos, con aplicación interna (tanto óvulos como cremas se presentan con aplicadores para favorecerla), como externa, en la vulva, y durante el tiempo indicado para cada uno. Los antifúngicos suelen ser efectivos, muchos de ellos se compran sin receta, y sólo en algunos casos hay que recurrir a medicación vía oral, que sí requiere receta médica. También pueden utilizarse de forma preventiva en mujeres que necesiten utilizar antibióticos.

    No se recomienda el uso de antifúngicos de forma reglada en las parejas masculinas de las mujeres que sufren una candidiasis, pues no es una enfermedad de transmisión sexual. Sin embargo, hay casos agudos en los cuales puede aparecer sintomatología leve-moderada en los genitales de las parejas tras las relaciones sexuales coitales, y por lo tanto se puede recurrir a cremas de aplicación tópica en el glande.

     

    Recomendaciones para evitar recurrencias en verano

    Obtendremos mejores resultados en la curación y en la prevención de recurrencias si somos capaces de identificar los factores estivales que han llevado a la aparición del cuadro clínico.

    Entre las recomendaciones más habituales están:

    • la reducción de la ingesta de hidratos de carbono y azúcares refinados,
    • la reducción de la ingesta de alcohol,
    • el cambio de la ropa tras el baño, para no mantener la humedad,
    • los lavados frecuentes externos, no intravaginales, sólo con agua, sin jabones ni geles especiales,
    • el uso de ropa interior de algodón, más transpirable. Los salvaslip y otros dispositivos, o tejidos que disminuyan de algún modo la transpiración, no son adecuados.

     

    El papel de los probióticos vaginales para prevenir la candidiasis

    Además, existe suficiente evidencia científica como para recomendar el uso de productos probióticos más allá del tratamiento antifúngico típico, porque hoy sabemos que disminuyen las recurrencias y mejoran la curación.

    Son productos que contienen Lactobacillus, microorganismos con capacidad de provocar condiciones más saludables en la vagina, mejorar el microbioma, para que por sí mismo evite el desequilibrio.

    Los probióticos se utilizan mayoritariamente vía oral, una capsula diaria, sin receta médica porque son lo suficientemente seguros, durante el tiempo que se precise para disminuir el riesgo de recidivas en la época estival. Necesitan alrededor de 2-3 semanas para llegar activos al sistema genitourinario y mejorar las defensas frente a las infecciones externas y frente al sobrecrecimiento de los hongos.

    La investigación ha mostrado qué Lactobacillus y en qué dosis tienen eficacia frente a la candidiasis vulvovaginal. Existen estudios bien diseñados para mostrar este efecto para algunas cepas, como Lactobacillus plantarum, L. gasseri, L fermentum, L. rhamnosus y L. crispatus.

    Cuando se convierte en una vulvovaginitis recurrente, fuera de las cuestiones veraniegas, con más de 4 episodios al año (hasta en el 15% de los casos), habrá que considerar otros factores, como que sea otra especie de Candida la causante (C. glabrata, C. krusei o C. tropicalis), más susceptibles de ser resistentes a los tratamientos, o tener en cuenta otros factores de salud, como la toma o el uso de estrógenos locales, una diabetes mal controlada, enfermedades inmunosupresoras, o incluso la gestación.

    En estos casos también se ha mostrado la eficacia de los probióticos para reducir las recidivas, en cursos de 3 meses tras el tratamiento antifúngico adecuado, de forma individualizada, pues pueden ser utilizados de forma crónica.

     

    Bibliografía y Lecturas Recomendadas

    • Suárez E, Beltrán DA, Daza M, González SP, Guerra JA, Jurado AR, Ojeda D, Rodríguez JM. La microbiota vaginal: composición y efectos beneficiosos. Consenso sobre usos de los probióticos en Ginecología. Disponible en: http://www.sepyp.es/probiot_vaginales.pdf
    • Beltrán Vaquero DA, Guerra Guirao JA. Consenso de probióticos vaginales. Madrid: EDIMSA Editores Médicos AS, 2012. ISBN-13: 978-84-7714-377-2
    • Jurado AR, Allué J, Pérez S. Retrato de um probiótico. Noticias Médicas. 16-30 Junio 2010: 3960
    • Cancelo MJ. GP Diagnóstico y Tratamiento de Infecciones vulvovaginales. SEGO. Actualizado 2018
    • Coudeyras S, Jugie G, Vermerie M, Forestier C, Adhesion of human probiotic Lactobacillus rhamnosus to cervical and vaginal cells and interaction with vaginosis-associated pathogens. Infect Dis Obstet Gynecol. 2008;2008: 549640 Epub 2009 Jan 27
    • Martinez RC, Franceschini SA, Patta MC, Quintana SM, Candido RC, Ferreira JC, De Martinis EC, Reid G. Improved treatment of vulvovaginal candidiasis with fluconazole plus probiotic Lactobacillus rhamnosus GR-1 and Lactobacillus reuteri RC-14. Lett Appl Microbiol 2009 Mar;48(3):269-74. Epub 2009 Feb 2.
    • Ehrström S, Daroczy K, Rylander E, Samuelsson C, Johannesson U, Anzén B, Påhlson C.Lactic acid bacteria colonization and clinical outcome after probiotic supplementation in conventionally treated bacterial vaginosis and vulvovaginal candidiasis.Microbes Infect. 2010 Sep;12(10):691-9
    • Murina F, Graziottin A, Vicariotto F, De Seta F.Can Lactobacillus fermentum LF10 and Lactobacillus acidophilus LA02 in a slow-release vaginal product be useful for prevention of recurrent vulvovaginal candidiasis?: A clinical study. J Clin Gastroenterol. 2014 Nov-Dec;48 Suppl 1:S102-5

    Davar R, Nokhostin F, Eftekhar M, Sekhavat L, Bashiri Zadeh M, Shamsi F. Comparing the recurrence of vulvovaginal Candidiasis in patients undergoing prophylactic treatment with probiotic and placebo during the 6 months. Probiotics Antimicrob Proteins. 2016;8:130–133

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