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Microbiota vaginal e intestinal: Su relación en las infecciones genitourinarias

infeccion del tracto urinario y flora vaginal

Existe una estrecha relación entre la microbiota intestinal y la vaginal, así como un conocido mecanismo mediante el cual los microorganismos que las componen son capaces de provocar infecciones genitourinarias, por sí mismos, ante determinadas circunstancias.

Detenernos en este mecanismo nos hará comprender la etiología de gran parte de las infecciones urinarias y nos dará recursos para poder prevenirlas, sobre todo cuando se producen de forma recurrente.

 

Infección del tracto urinario (ITU)

Las infecciones del tracto urinario, que conocemos habitualmente con el acrónimo ITU, son tan frecuentes que se calcula que alrededor del 50-60% de las mujeres padecerá alguna a lo largo de su vida. El pico de máxima incidencia se produce entre los 18 y los 30 años, coincidiendo con la época de mayor actividad sexual, por razones anatómicas que también pasaremos a explicar.

No suelen ser cuadros graves, la mayor parte de las veces afectan sólo a las vías urinarias bajas, presentándose como cistitis y/o uretritis. También se producen en los varones, aunque con menos frecuencia, y con menos posibilidades de convertirse en cuadros recurrentes.

Los microorganismos más frecuentemente encontrados en los cultivos son los procedentes del tracto intestinal, como la E. coli. Este hecho es tan conocido por la Comunidad Médica, que está consensuado y protocolizado que, ante una cistitis aguda no complicada no se pidan pruebas diagnósticas y se prescriba directamente un tratamiento “de intención” con antibióticos, también protocolizados. (Más información sobre tratamiento para la infección de orina)

 

Causas de la infección de orina en mujeres

La evidencia de que exista un pico de máxima frecuencia relacionado con la actividad sexual no significa que las infecciones del tracto urinario (ITU) sean Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Éstas también pueden provocarlas, pero lo que con mayor frecuencia ocasiona infección de orina son los propios microorganismos intestinales autóctonos, gérmenes oportunistas, que son capaces de alcanzar las vías urinarias.

La uretra, que es la parte del aparato urinario que permite eliminar la orina procedente de la vejiga, es más corta en mujeres (3-4 cm, frente a los 12-16 cm que puede medir en los hombres), la distancia que separa la uretra del ano en los varones es mayor, además de que ellos tienen un sistema de arrastre, con la orina, que les permite eliminar gérmenes de las vías urinarias, mientras en las mujeres, la cavidad vaginal, situada entre el ano y la uretra, carece de este sistema.

La vagina puede actuar pues como reservorio para los microorganismos intestinales, sobre todo ante determinadas circunstancias, al mismo tiempo que ha desarrollado un sistema de defensa diferente al del arrastre, y algo más complejo.

En condiciones normales, la vagina presenta un pH ácido que depende de sus microorganismos dominantes, los lactobacilos. Estos gérmenes producen ácido láctico que acidifica el medio, lo cual favorece su propia supervivencia, e inhibe el desarrollo de otros microorganismos que eventualmente pudieran colonizarla.

Aunque a veces estos microorganismos puedan tener una gran capacidad infectiva, lo más habitual es cuando el medio vaginal es óptimo, la vagina forme parte de una primera línea de defensa frente a las ITU.

 

Importancia del equilibrio en la flora vaginal

Las condiciones vaginales óptimas vienen determinadas por:

  • una adecuada impregnación hormonal de sus tejidos, fundamentalmente estrogénica,
  • y un buen equilibrio entre los microorganismos que componen su microbiota, con dominancia de los lactobacilos.

E. coli, y otros gérmenes implicados en las ITU, como Proteus, Klebsiellas, Serratia, etc., todos ellos de la misma procedencia, sobreviven mejor en la vagina cuando ésta tiene menos lactobacilos, pudiendo sobrecrecer y desarrollar su capacidad infectiva.

Las relaciones sexuales, por arrastre de los microorganismos hacia la uretra, y/o por diferencias entre el pH del semen y el de la vagina, pueden dar lugar a ITU recurrentes; pero también el déficit estrogénico de la postmenopausia en las mujeres puede afectar a la calidad de los mecanismos de defensa vaginales, al disminuir la población de lactobacilos y por lo tanto aumentar el pH del medio.

Existen otras condiciones que son susceptibles de alterar el equilibrio del medio vaginal disminuyendo los lactobacilos, como el simple cambio hormonal que se produce en los ciclos menstruales (en la mayoría de los casos autoregulable), o el uso de duchas vaginales, algunos métodos anticonceptivos, etc. En estas circunstancias aumenta el riesgo de infecciones vaginales.

De nuevo solemos encontrar en estos procesos gérmenes propios de la vagina, o algunos procedentes del intestino que están colonizando circunstancialmente la vagina, y que ante el déficit de lactobacilos ven favorecido su crecimiento. Los cuadros que más frecuentemente provocan son la Vaginosis Bacteriana y la Vulvovaginitis por hongos.

El cuadro compatible con Vaginosis Bacteriana es aquel que produce flujo vaginal aumentado, con olor distinto que percibe la mujer, sin muchos signos de inflamación. La sintomatología que caracteriza la Vulvovaginitis por hongos (sobre todo por Candida albicans) es más incómoda, en cuanto a que provoca picor y síntomas irritativos, además de flujo blanco caseoso de características muy conocidas. Estos cuadros también suelen presentarse de forma recurrente interfiriendo en la calidad de vida y de las relaciones sexuales de las mujeres.

 

Probióticos para la infección de orina y las infecciones vaginales

Queda explicado el papel del mantenimiento de la microbiota vaginal en equilibrio como uno de los principales mecanismos de defensa de todo el sistema genitourinario. Como queda justificado el uso de sustancias probióticas, que contienen lactobacilos, como parte de los recursos que pueden servir para mantener la salud vaginal.

Existe suficiente evidencia científica, debida a los estudios clínicos que se han realizado, como para afirmar que si utilizamos productos probióticos que contengan lactobacilos asociados a los tratamientos comunes de estos cuadros clínicos obtendremos:

• Un mayor éxito terapéutico que el que se obtiene con el tratamiento habitual (antibióticos y/o antifúngicos).
• Una disminución de las posibilidades de que las ITU y las infecciones vaginales recurran.
• Una mejora en la salud vaginal y genitourinaria.

Los productos probióticos que utilizamos son los que han mostrado su eficacia en los estudios, como los que contienen cepas de Lactobacilos como: L. rhamnosus Lcr 35 en casos de vaginosis bacterianas y candidiasis vaginal y L. plantarum CECT8675 y CECT8677 en casos de ITU’s. Otras cepas que también han demostrado eficacia son: L. rhamnosus GR-1, L. reuteri RC-14, L. crispatus (CTV-05).

La asociación a los tratamientos habituales, vía oral o vaginal, es uno de los protocolos que más se están implementando con el objetivo de disminuir la incidencia de infecciones genitourinarias mediante recursos naturales.

Bibliografía y Lecturas Recomendadas

• Guía de actuación y documento de consenso sobre el manejo de preparados con probióticos y/o prebióticos en la farmacia comunitaria SEFEC y SEPyP. 2018. ISBN: 978-84-09-01961-8
• Suárez E, Beltrán DA, Daza M, González SP, Guerra JA, Jurado AR, Ojeda D, Rodríguez JM. La microbiota vaginal: composición y efectos beneficiosos. Consenso sobre usos de los probióticos en Ginecología. Disponible en: http://www.sepyp.es/probiot_vaginales.pdf
• Stapleton AE, Au-Yeung M, Hooton TM, Fredricks DN, Roberts PL, Czaja CA, et al. Randomized, placebo-con-trolled phase 2 trial of a Lactobacillus crispatus probiotic given intravaginally for prevention of recurrent urinary tract infection. Clin Infect Dis 2011; 52 (10): 1212-7

• GPC. Cistitis no complicada en la mujer. Asociación Española de Urología. Actualización 2013. Disponible en: https://portal.guiasalud.es/wp-content/uploads/2018/12/GPC_530_Cistitis_complicada_mujer_2013.pdf

• Baquedano L, Sánchez S, Aznar T, Cancelo MJ, Escribano JJ, González S, Iglesias E, Jaimes J, Mallafré A, Manubens M, Puy J, Mendoza N, Sánchez-Borrego R, Palacios S. Síndrome genitourinario de la menopausia, MenoGuía AEE. Primera edición 2020

• Lisa Hanson, Leona VandeVusse, Martha Jerm´e, Cyb´ele L. Abad, Nasia Safdar. Probiotics for Treatment and Prevention of Urogenital Infections in Women: A Systematic Review. Journal of Midwifery & Women’s Health. Volume 61, Issue 3, Version of Record online: 24 MAY 2016.

• Petricevic L, Witt A The role of Lactobacillus casei rhamnosus Lcr 35® in restoring the normal vaginal flora after antibiotic treatment of bacterial vaginosis. BJOG
2008;115:1369-74.

• Coudeyras S, Jugie G, Vermerie M, Forestier C. Adhesion of human probiotic Lactobacillus rhamnosus to cervical and vaginal cells and interaction with vaginosis-associated pathogens. Infect Dis Obstet Gynecol. 2008; 2008: 549640 Epub 2009 Jan 27.

• Bohbot JM, Cardot JM. Vaginal impact of the oral administration of total freeze-dried culture of LCR 35 in healthy women. Infect Dis Obstet Gynecol. 2012;2012:503648. doi: 10.1155/2012/503648. Epub 2012 Jun 4. PMID: 22701297; PMCID: PMC3373062.

• Santas, J.; Cune, J; Lazaro, J “Probiotic strains for uninary tract infections”.(EP15382051). 2016

• Simón E, et al. Screening of Lactobacilli strains of human origin candidates for the prevention of urinary tract infections. Ann. Nutr. Metab. 74, 1–31 (2019)

• Lactobacillus plantarum CECT8675 y Lactobacillus plantarum CECT8677 depositadas por AB-Biotics, S.A. en la Colección Española de Cultivos Tipo bajo Tratado de Budapest.

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